D. ANTONIO SERNA SERNA (10/04/1927-21/01/2015)
Antonio Serna, a simple vista»
Artículo escrito por José Menchón
«A micitia nihil est aliud, nisi omnium humanorum divinarumque cum benevolentia et caritate consencio».
«La amistad no es otra cosa, sino el consentimiento de todas las cosas humanas y divinas con benevolencia y caridad».
Me han otorgado el honor de tener que escribir sobre Antonio Serna. Nada puede ser más agradable para mí, ni nada más preocupante, nada más fácil y al mismo tiempo más difícil. Oralmente sería más fácil, aunque no lo hiciera bien. ¡Hay tantas cosas que decir! Y todas buenas. ¿Pero cómo digo yo aunque sea una pequeña parte de esas cosas, de las que conozco, cómo encontrar las expresiones que pongan de manifiesto como veo yo a Antonio? ¿Cómo matizarlas? ¿Podré ser objetivo? ¿Podría quién no conozca a Antonio tener una impresión, aunque sólo sea cercana, de qué persona es después de leer lo que escriba? Antonio es una persona polifacética en su que hacer, es un ser del Renacimiento. ¿De qué aspectos hablar? ¿Cuál poner de manifiesto, cuál realzar o destacar? ¿Y cómo expresar lo que yo observo o siento en cuanto a sus cualidades intelectuales, afectivas o sentimentales? Antonio es un ser que se desborda por todas partes, y por todas en bien.
Es una persona de inteligencia preclara, extraordinaria, ágil, rápida, y a la vez es ordenado, metódico, riguroso en los planteamientos de los problemas, en su diagnóstico y en la búsqueda de soluciones. Es paciente como nadie en su trabajo, sereno, consistente. Trabajador incansable, sabe discriminar sus trabajos y su tiempo, sus horas buenas o malas, para según lo que tenga que realizar en ese momento, según su estado de ánimo, pues normalmente dedica su esfuerzo a campos tan distintos como la informática, estudios del color, mecánica cuántica, ondulatoria, matemáticas, física, química, sus clases de Cátedra de Química-Física, es Director del Departamento de Química-Física de la Facultad de Ciencias de Murcia, por elección reiterada de sus compañeros. Música, todo lo que sea música, de cualquier tipo, es lo que más le gusta de este mundo, la domina en todas sus estructuras, sea composición, contrapunto, armonía; toca el piano, la guitarra, transcribe música de partituras para piano u orquesta a guitarra, etc., y tantas otras cosas que sería demasiado prolijo enumerar. Por ejemplo, qué no sabrá sobre la Historia de México, sobre Hernán Cortés, Madero o Pancho Villa, o quién podría imaginar que se encargó de recuperar las partituras de música escrita de los archivos de la Diócesis de Orihuela; a punto de perderse en unos archivos destartalados en los que se encontraban sin orden alguno y cubiertos de tiempo y polvo, o que fue Presidente y organizó el XLI-A Congreso de España de Esperanto, etc., etc.
Mención aparte merece la labor educativa de Antonio: es un Maestro nato, en el sentido más amplio de la palabra, a sus ingentes conocimientos en tantas materias y claridad de expresión y exposición que tiene de las ideas, une el poder de seducción. Convence y seduce a los que le escuchan. De los innumerables alumnos que han pasado por sus manos, todos le recuerdan con inmenso respeto, admiración y cariño. Todos le debemos gratitud. Antonio cuando trata o ha tratado con sus alumnos no ve sino a una persona que tiene una necesidad, aprender algo, y pone su alma en satisfacerla, y de verdad que lo consigue en cualquier materia. Y para dar una idea de su aspecto polifacético podríamos aquí enumerar que aparte de en su casa, en la Academia con Molina, etc.:, Antonio ha impartido sus saberes en asignaturas como Química General, Termodinámica, Química, Física, Química-Física, Espectroquímica, Electroquímica, Química-Física-Matemática, en su Cátedra; Matemáticas para Escuelas Superiores, Estadística, Investigación Operativa, en el Instituto de Dirección y Administración de Empresas, a requerimiento del Rectorado, Acústica Musical en los Conservatorios Superiores de Alicante y Murcia (en el de Murcia, y en su honor, existe un aula que lleva su nombre, por acuerdo del MEC) y de tantas y tantas materias.
Otro aspecto de esta vocación por la enseñanza de Antonio la tenemos, y perdonar la transgresión, los que estudiamos en la escuela de Albatera. De los días que con más cariño recuerdo de mis tiempos de estudiante en la escuela de D. Vicente Pardo y D. Cayetano, era cuando venían de vacaciones Antonio y Juan de Dios Gascón, y venían a la escuela y nos explicaban las materias de matemáticas en las que teníamos dudas. Y aunque os vuelva a pedir excusas, ya que en este hilo de reflexión, no puedo dejar de referirme a la suerte que tuvimos muchos de los que éramos chiquillos entonces con la aparición de D. Arturo y Dª. Cuca, D. Vicente Pardo y D. Cayetano. Ellos nos abrieron el camino del estudio y el conocimiento, el respeto al saber, a las ideas, a los hombres. ¡Cuánto les debemos! En unos tiempos tan difíciles como aquéllos, con tanto aroma personal, cómo se esforzaron en enseñarnos a ser comprensivos, a entender la realidad de los hombres, a tratar de hacernos hombres. Con Antonio lo lograron. Antonio no es más ni menos que un hombre.
Este escrito empezaba con la definición de amistad que nos dio CICERÓN. No conozco otra más precisa, ni más hermosa. Antonio la cumple en todas sus acepciones. Para él, todo el mundo es su amigo. Él es amigo de todos. Decía Benjamín Franklin -no te rías Antonio al leer esto, ya sé que es una idea fija- que lo mejor que se puede hacer por un amigo es pedirle de vez en cuando un pequeño favor, que esté a su alcance realizar, para que sienta la gratificación de habérnoslo hecho. Lo que no explicaba era la gratificación que siente el que lo demanda, por la satisfacción que va a sentir el otro. Bueno, pues Antonio ha tenido esa gratificación constantemente, con sus amigos, conocidos, con los que había o no había visto en su vida, con los que sabe que no va a volver a ver. No hay persona que se haya acercado a él, conocido o desconocido, que le haya pedido algo, a su alcance o no, a la que no haya tratado de complacer.
Cuánta benevolencia, cuánta curiosidad -amor- vierte Antonio hacia todo lo que le rodea, sea humano o divino, cuánta comprensión.
Él ha dedicado toda su vida a la Universidad, al saber, a la adquisición y la enseñanza de conocimientos, a hacer hombres que hicieron mejor esta sociedad en la que vivimos.
Si la educación y formación de una persona es el desarrollo de los potenciales del ser, él disponía de esos potenciales en grado sumo y los ha desarrollado plenamente. Siguiendo con la psicología, es un hombre culto, que ha logrado «belleza moral», y un buen representante del respeto a las libertades, de la ética y de la estética.
Todo esto lo ha logrado con la colaboración de Consuelo, su mujer, su soporte, que siempre ha estado y está pendiente de él, evitándole molestias, mimándole, para proporcionarle la atmósfera de paz necesaria para realizar el enorme trabajo que ha desarrollado y sigue desarrollando.
Todo esto, puede parecer exagerado dicho por un amigo. Nada más lejos de la realidad. De ahí mis temores al empezar. No hay nada más que echar un vistazo a sus trabajos e investigación, a los diversos temas en que ha trabajado, a lo numerosos que son, a su profundidad. Ellos son solamente el emblema, la punta del iceberg de lo que es su vida y personalidad.
José Menchón
La Toja, Mayo 1993.